- Profe, por que siento dolor por dentro si mis papás no me han pegado en el pecho, toque aquí profe – me llevó las manos a su pequeño corazón que palpitaba sin parar con latidos de tristeza. - Si ve profe, cómo hago para que usted sienta mi dolor y pueda darme una medicina para calmarlo así como me da formulas para trabajar las matemáticas.

La levanté con mis brazos y le di un fuerte abrazo como queriendo aplacar su pena; se echó a llorar más fuerte y con rabia interna me dijo:

- Dígame profe usted por qué si me abraza y en cambio en mi casa todo el tiempo me gritan que no sirvo para nada, que lave la ropa, que tienda la cama, que si tengo hambre prepare algo yo misma y eso si hay de qué hacer; profe, dígame por qué solo de usted escucho cosas lindas y en mi casa las groserías son el pan de cada día, luego me regañan porque las repito y me golpean la boca, y dígame profe, quien golpea a mi papá o a mi mamá cuando dicen esas cosas feas, por qué profe; por qué si salgo un ratico me castigan con no ver televisión y quien los castiga a ellos cuando no llegan un día a la casa y luego en la mañana uno no puede hacer ruido porque les duele la cabeza; profe dígame por qué; perdóneme por contarle esto así parezca una chismosa pero qué hago si quiero hablar con mi mamá y siempre está ocupada con sus cosas, qué bueno que usted fuera mi papá profe.

Con suficiente desahogo quedé sin palabras y cuando intenté hablarle siguió:

- Profe eso no es nada, ayer mi papá le pegó a mi mamá y la que “chupé” fui yo pues luego ella se desquitó golpeando mi bracito y no puedo moverlo profe, ayúdeme, me duele mucho y yo quiero mucho mi bracito, por eso no puedo abrazarlo bien profe y por eso mismo traigo este saco pues tengo un morado muy grande y los niños se burlarían de mí, qué hago profe, no puedo escribir pero yo le juro que aprendo a escribir con la otra mano, pero no me vaya a mandar otra vez para mi casa, quiero quedarme aquí porque en la escuela no me pegan ni siento ese dolor en el pecho donde no han llegado los golpes pero igual me duele, profe, dígame por qué cuando llego a la escuela usted regala una sonrisa a los niños y hasta se le tiran encima y lo tumban, y si yo busco darle un beso a mis papás me dicen “deje la bobada” y empujándome me hacen sentir ese dolor en el pecho sin golpearme y me duele más que mi bracito que lo quiero mucho. Profe anoche mientras miraba a mis papás dándose golpes hubiera querido que estuviera conmigo para que me protegiera y me recibiera cuando me echaron de la casa y me tocó dormir donde una vecina, por eso vengo sin bolso profe, pero yo le pido una hoja a mis amiguitos para poder estudiar, dígame profe si puedo quedarme…

Septiembre 28 de 2009
Édier Gálvis Cortés

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